La técnica es muy básica, el masaje es una de las formas más antigua de medicina que se conoce. En la India las madres masajean a sus bebés una vez que el ombligo se ha cicatrizado, el poder del amor y el tacto logran lo que ninguna medicina consigue.
Después de nueve meses en el vientre donde todo era riqueza, los bebés llegan a un mundo frío, ruidoso y árido….por eso necesitan que les alimentemos su piel tanto como el vientre.
A través de la piel nos comunicamos con ellos, nos conectamos y les damos alimento...
Muchos estudios demuestran que al masajear con regularidad el cuerpo de un bebé , la conciencia de nosotros adultos cambia, nuestras manos se vuelven más abiertas y sensibles para el resto de las actividades cotidianas.
Al ser tocado y acariciado, nuestro hijo experimentará los límites de su propio cuerpo, podemos ayudarles con los cólicos, gases ...–utilizando aceite naturales- llanto, dentición dolorosa, llanto persistente y sueño nocturno interrumpido.
Así reforzamos el vínculo, el apego pues estamos frente al encuentro de dos seres que se comunican fundamentalmente a través de la piel además de la mirada, por que si hay algo importante en el lenguaje del amor es esa profunda mirada entre madre e hijo…esa mirada que conecta nuestras almas…
Como dice Frederick Leboyer..el masaje tienen una técnica, en todo arte hay una técnica que es necesario aprender y dominar…el arte en sí mismo no aparecerá si no después…
Algunos mamíferos lamen enérgicamente a sus pequeños desde el nacimiento, si les falta este masaje, muy a menudo los pequeños mueren…asi busquemos este tiempo de contacto, de alimento de relajación y de amor…los niños que son tocados- BIEN TOCADOS- son niños más receptivos, más tranquilos, mas sociables.
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