Los niños son pura energía de vida y son más receptivos que nosotros, adultos, a liberarse de bloqueos que les permitan reconectar con su inocencia y su belleza interior.
Al tocar suavemente los pies, escuchamos al niño y le permitimos conectar con su interior. A la vez permitimos que su cuerpo se relaje y se libere de cualquier trauma que haya podido vivir en su vida prenatal y en su infancia. Esto les permite crecer como un ser emocional, física y socialmente completos y desarrollar una relación sana y de amor consigo mismo y con la vida.
Practiquemoslo para toda la familia, nos va a venir bien seguro!!
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